21 feb 2010

DEFENDER LA ALEGRÍA !!!

Estoy sentado en la tribuna de un club de barrio, viendo jugar a las categorías 2004 de Barrio La Carne y Amor y Lucha.

Es la segunda fecha del torneo "Semillero de Gerli". Doce pibitos de cinco y seis años  tratan de correr detrás de la pelota mientras algunas decenas de padres, tíos, hermanos y amigos grita hasta la afonía cuando su equipo avanza y aullan como lobos heridos cuando es su propio arco el que está en riesgo.

Amor y Lucha gana uno a cero, pero Barrio La Carne no se entrega, empujan con ganas sus seis aguerridos jugadores, con el arco rival en la mira. Yo sigo disfrutando,  entretenido, ajeno a los vaivenes emocionales de los espectadores.

Una pelota cruza la cancha y cae en el área de Amor y Lucha. El arquerito la ve llegar, la para con su piecito derecho y la deja muerta contra el piso. No la agarra con la mano, la deja ahí, quietita en el piso.
Los jugadores de Barrio La Carne no saben qué hacer. La pelota está ahí, en el área chica, cerca del arquero que se niega a agarrarla. El primer delantero se decide y corre a toda velocidad hacia donde está el balón, está cerca, muy cerca, pero a pocos centímetros de la gloria, el arquerito se hamaca y sale gambeteando hacia su derecha con la risa contenida entre los dientes.

Yo espero, después de semejante demostración de osadía, que ahora si, de una vez por todas, la reviente para arriba y aleje el peligro. Pero no. Otra vez el arquerito la deja quietita contra el piso. Mira al costado para asegurarse que aquel delantero embestidor ya no es un amenaza, mira para adelante y desafía con la cabeza levantada y la pelota quieta al próximo valiente.

Viene el segundo,  ya algo advertido de que el arquero no está actuando normalmente, y barre el piso en un intento desesperado por llegar a la pelota; la pierna del arquerito se estira en el último instante, y la hace correr por la punta, dejando tras de si otro desafío superado.

Yo no entiendo, juro que no entiendo. Miro al árbitro para ver si la jugada fue anulada, pero no, la pelota está en juego, todo vale. Miro al técnico de Amor y Lucha esperando el grito desencajado, el gesto amenazador, el ruego de "sacala", pero no. Alejandro está tranquilo, como si nada... No dice nada, ni se ve nervioso. El arquero entonces, ve a su compañerito bien abierto allá arriba, y pone un pase en profundidad que se termina perdiendo en el fondo de la cancha.

La jugada, con algunas variantes lógicamente,  se repite cinco o seis veces en ese primer tiempo. Ya a la tercera o cuarta vez, me acostumbré a esperar la gambeta, pero sigo sin poder aceptar que detrás de ella no venga el reto, ni los gritos del público que también toma la actitud de Santiaguito, con increíble normalidad...

En una de los tantos firuletes, Santiaguito calcula mal, y la pelota termina dentro del arco, de su propio arco. Es gol. Barrio La Carne y Amor y Lucha están uno a uno, pero nadie se queja; no hay retos para Santiago, y todo sigue como si nada... Yo sigo sin entender.

En el segundo tiempo Santiaguito salió del arco, fue de delantero, pero no pudo revertir el resultado. Cuatro a tres ganó Barrio La Carne y Amor y Lucha perdió el invicto.

Le comento al Negro Florentín que no puedo creer lo que acabo de ver: un arquerito de cinco años se divierte gambeteando rivales dentro de  su propia área, una y otra vez... Le salen todas, pero las que no salen las va a buscar adentro. Sin embargo, la alegría está invicta. El pibe sigue en la suya, y su entrenador le respeta las ganas de jugar. No le grita, no lo cambia, no lo amenaza. Tampoco la gente de su club, que acompaña con risas y aplausos cada jugada...

Uno no deja de sorprenderse cuando la alegría y la libertad de jugar y divertirse pueden asomarse en todo su esplendor en esta  sociedad donde la angustia es el estado natural.

Estaba pensando todo eso cuando un grito de "sacalaaaaaaaaa" me sacudió. Ya había arrancado otro partido... más normal...

El fútbol es maravilloso... y sigue estando entero en los pibes que en el barrio recién empiezan a patear...
Qué bueno que  lo dejen crecer y no les corten las alas al primer vuelo...

Me vuelvo a casa, agradeciendo a Santiaguito por el fútbol, a Alejandro y a la gente de Amor y Lucha, por disfrutar de la alegría de jugar de los pibes, más que del resultado.

La historia es afortunadamente real. Barrio La Carne le ganó a Amor y Lucha 4 a 3 en el Torneo Semillero de Gerli, el domingo 21 de febrero de 2010.

4 comentarios:

  1. Hermoso... me dan ganas de haber estado ahí y de disfrutarlo como vos.

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  2. Muy bueno Negro, te tenía como periodista, pero ademas sos escritor jejeje

    un abrazo

    Raul del DOke

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  3. gracias x el relato ! segui escribiendo y viendo las cosas de esa manera. un saludo.

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  4. Muy buen relato, bien narrado. bien el punto de vista ! segui asi x favor

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