14 nov 2010

Bajen las armas, que aquí sólo hay pibes jugando...

Algunas consideraciones sobre la Temporada 2010 del FADI Avellaneda.

El caso Newbery, y el caso Pienovi, o los muchos casos en que la violencia de los grandes provocó sanciones graves a los clubes, tienen la lamentable consecuencia de lastimar a muchos chicos, ya que destruyen muchas ilusiones que los pibes ponen en juego en esta competencia.

Por ello, Ninguna sanción nos alegra, pero si hay un Reglamento, que aprueban los Representantes de los clubes, no hay otra alternativa que cumplirlo.
Independientemente de las visiones que se tengan de la sociedad en la que vivimos, y del lugar que se ocupe en los distintos niveles de decisión, deberíamos coincidir en algunas cuestiones, que a esta altura de la historia, no  admiten discusión.

La primera de ellas y fundamental, es que nada puede estar por encima de la protección de la salud de nuestros pibes en todas sus formas. Nada hay más valioso.
En el deporte, esa protección no sólo abarca el respeto a las reglas de juego, sino el mismo ambiente en que desarrollan sus actividades.
La violencia, que la sociedad moderna ha incorporado naturalmente a la vida diaria, y que amplifican con intereses propios las maliciosas tapas de Clarín y  las placas rojas de Crónica, está presente en la convivencia familiar, en las relaciones entre vecinos, en la manera de relacionarnos en la calle, en los barrios y en los clubes.

Combatir esa violencia es una tarea necesaria e imprescindible. No importan los costos, si el fin es educar y formar a quienes son la razón de ser del presente y los futuros conductores de las generaciones venideras.
En esta pelea, como en todas las que definen en qué mundo queremos vivir, no pueden permitirse las vacilaciones: o se está a favor de un fútbol infantil sin violencia y para los chicos, o se está en contra.
No hay motivo válido que justifique el insulto al rival, el odio a los colores de otra camiseta, el agravio o la agresión al que está del otro lado o a quien debe impartir justicia en un partido de fútbol.

Quienes esgrimen el argumento de que las sanciones perjudican a los chicos, tienen razón; pero generalmente, se equivocan al señalar culpables. La responsabilidad por los puntos que le sacan a una categoría y que impide a los chicos concretar sus anhelos, no es de quien aplica el reglamento, sino de quien intentó burlarlo, pisotearlo o violarlo.
Si nos preocupamos para que las sanciones no nos arruinen la categoría campeona, hagamos el esfuerzo para que la violencia quede afuera de nuestros clubes. Ataquemos las causas para no sufrir las consecuencias.
En este sentido, las responsabilidades son diversas.
Los dirigentes, representantes y delegados debemos buscar permanentemente corregir las actitudes que no son adecuadas. No tenemos la fórmula ni venimos de otro planeta para ser distintos a otros productos de esta sociedad, pero nuestra función nos exige mejorarnos, reflexionar y hacernos cargo de nuestras debilidades para intentar reducirlas y dominarlas.

En este gigantesco y maravilloso universo de pibes y familias que es el FADI, vamos sabiendo, cada vez en mayor medida, quién es quién.
Los errores son errores, pero las malas intenciones no deben confundirse con errores.

Quienes administramos o editamos los Blogs, las páginas de los clubes, oficiales y no oficiales, no podemos desconocer el rol que tenemos en todo esto.
Nos guste o no nos guste, somos  medios de comunicación, y en ese sentido, debemos estar a la altura de la responsabilidad que implica tener como destinatarios de nuestros mensajes, a niños, nada menos...
Qué beneficio puede tener reproducir en un medio amenazas, agravios, descalificaciones, insultos, y agresiones desde el anonimato cobarde y ruin.
No se trata de debatir sobre libertad de expresión o censura; se trata de entender que esta manera de proceder convierte al medio en una usina de violencia y ultraja sus derechos universales consagrados por la Convención de los Derechos del Niño, que es parte de nuestra Constitución Nacional.

LOS NIÑOS TIENEN DERECHO AL JUEGO.
Pagarles para que jueguen, atenta contra ese derecho, desnaturalizando la esencia formativa del deporte.

LOS NIÑOS TIENEN DERECHO A LA PROTECCIÓN CONTRA EL TRABAJO INFANTIL.
Aunque se intente disfrazarlo, pagarle a un niño para jugar al fútbol, lo convierte en un trabajo.

LOS NIÑOS TIENEN DERECHO A VIVIR EN ARMONÍA.
Quienes fomentan ambientes agresivos atentan contra ese derecho.
¿Quién proteje al niño contra el maltrato y la humillación a que los someten algunos delegados que piensan que lo que está en juego en un partido de fútbol infantil es su gloria personal?
¿Quién proteje al niño de las faltas de respeto y los agravios a que los someten los grandes, muchas veces sus propios padres, cuando su esfuerzo no alcanzó para la victoria?
¿Quién proteje al niño que tiene que leer en una página de internet que es titular porque su mamá es "amiga" del delegado; o que en su club los delegados son traficantes, o que ganaron porque el rival recibió dinero a cambio?
Nada que pueda alegarse como justificación está por encima de estos derechos universales de los niños.

LOS NIÑOS TIENEN DERECHO A LA SALUD
Y la salud es el estado de completo bienestar físico, mental y social.

CUIDEMOS A NUESTROS PIBES RESPONSABLEMENTE
El Resultado, en toda competencia, es uno de los objetivos, pero no el único, ni el más importante.


"Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres."
Pitágoras

"El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde."
Gabriela Mistral

"No basta amar a los niños, es preciso que ellos se den cuenta que son amados."
Don Bosco

"Los niños son educados por lo que hace el grande y no por lo que dice."
Carl Jung