26 may 2009

Rubén Tanucci. "En el fútbol infantil, de ninguna manera el mensaje debe ser el de ganar si o si."

Para el N° 2 de Prensa Verde (la publicación del club Villa Argentina), hicimos esta nota con el "Tano" Rubén Tanucci, ex jugador profesional de Independiente, Temperley, Estudiantes de La Plata y Huracán, entre otros clubes de nuestro país, Chile y Perú.
Tanucci es entrenador de divisiones inferiores del C.A.Independiente, y fue Ayudante de Campo de Pepé Santoro en sus tres interinatos al frente de la primera división. Aquí va entonces la nota que le hicimos en aquella oportunidad (hace unos meses), en la que el fútbol infantil fue el tema central.


El 12 de octubre de 1986 a la tardecita, ya casi de noche, la puerta de chapa del Club Villa Argentina que da a la calle Salta se abrió lentamente y cuando la cabeza enrulada de Rubén Tanucci se asomó, una lluvia de aplausos y gritos eufóricos lo recibieron. Unas tres o cuatro horas antes, en cancha de Velez, a los 11 minutos del primer tiempo, el cabezazo del Tano había perforado el arco del Loco Gatti, marcando el primer gol de un Temperley que terminaría redondeando un marcador para la hazaña: 2 a 2 contra Boca, empatando a los 90’ con diez jugadores.
- Ese fue un partido muy especial - recuerda el Tano - estábamos en conflicto con el club y habíamos decidido no concentrar. Al mediodía comimos todos juntos en la casa de un compañero y de ahí nos fuimos a la cancha. Al lunes siguiente, después de aquel partido con Boca, todo el plantel quedó libre.”

Prensa Verde: Tu campaña como futbolista fue importante, no es fácil mantenerse jugando tantos años en la Primera división. ¿Cómo fue ese camino desde el baby fútbol en Villa Argentina hasta convertirte en futbolista profesional ?

Rubén Tanucci: en esa época no había en el baby la organización que hay ahora. En Villa Argentina armábamos los equipos nosotros mismos y jugábamos en los campeonatos que organizaban los clubes. Recuerdo por ejemplo aquel equipo que salió campeón en el club Villa Ideal ganando esa famosa final contra ellos; ese equipo lo integraban pibes más grandes que yo: el Gabri, Tino Fontana, Jorge Foz, Ricardo Fornari, el Pato Restucia, Daniel García. Josecito Kusciuka, yo entré en el segundo tiempo. Esas experiencias son inolvidables, quedan marcadas para siempre. En ese partido, la cancha estaba llena, llevamos bombos, banderas, en el barrio fue todo un acontecimiento.
Entonces el baby fútbol no estaba organizado en Villa Argentina, los muchachos más grandes iban a Reconquista y yo fui con ellos, aunque no tenía edad para competir, jugaba en las prácticas y algunos partidos amistosos. Después me llevaron a Bouchard que participaba del Torneo Policial, ahí estaba Lito Mesina y me quedé a jugar.
A Independiente me llevó Adolfo López, que vivía frente al Club Villa Argentina en lo que era el Supermercado Cervantes. Fuimos a probarnos Marcelo “Sapo” Gallardo y yo y los dos quedamos. Los primeros dos años estuve con Gentilini que fue el que nos probó.
El último año de competencia en baby yo ya no lo jugué, estaba dedicado a la cancha de once en lo que hoy sería una prenovena.

PV: La manera de entrenar y competir habrá cambiado mucho desde entonces...
RT: Los entrenamientos de esas épocas eran totalmente diferentes a lo que son hoy. Yo entrenaba solamente los sábados a la mañana y los domingos jugábamos. Desde entonces no sólo el fútbol, sino toda la sociedad ha cambiado muchísimo. No había la locura que hay hoy.
Nosotros jugábamos, a veces ganábamos y a veces perdíamos, pero no tengo recuerdos de grandes presiones por los resultados. En el segundo año en el club ya arrancaban las divisiones inferiores que entrenaban dos veces por semana. En prenovena estaba Mura, de novena a séptima lo tuve a Zerrillo, en sexta estaba Hacha Brava Navarro, en quinta otra vez a Mura y en Cuarta a Pepé Santoro.

PV: ¿Cómo incide la formación de los primeros años cuando uno llega a ser jugador profesional?
RT: Que alguien sea un jugador destacado en inferiores no garantiza que sea jugador de primera división por años. A partir de determinado momento empieza a pesar el profesionalismo que uno debe asumir, el cuidado personal que hoy es imprescindible, pero por sobre todas las cosas la personalidad.
La personalidad en el jugador de fútbol es fundamental, no es lo mismo jugar con treinta personas mirando que con diez mil, veinte mil o cincuenta mil; es muy distinto, hay que poder dominar esa presión. Esa es la importancia de la personalidad, que para mi es determinante.
El jugador de fútbol no es solamente la técnica, es un compendio de cosas, entre las que la personalidad y el profesionalismo (el cuidado personal), son muy importantes. Hoy no se pueden dar ventajas, en la alta competencia cualquier ventaja que se da puede ser indescontable.
Hay jugadores que sobresalen por su técnica, por su talento natural, pero así y todo deben cuidarse para no dar ventajas, y hay otros que necesitan estar diez puntos físicamente para equilibrar las posibilidades frente a ese talento. Esa es la realidad. El punto clave es ser inteligente y darte cuenta cuáles son tus limitaciones, eso es lo primero que tiene que saber un jugador de fútbol: cuáles son sus limitaciones, para enfocar los cañones ahí. Si vos sabés que técnicamente no sos un jugador dotado y que todo tu juego se basa en tu forma física, entonces extremá los cuidados en eso, en cuidar tu herra-mienta de laburo. Hay jugadores que no tenían una gran técnica natural y han sido grandes campeones. Han podido complementar con otros factores esas limitaciones que tenían en la técnica; con sacrificio, cuidando su forma física, con gran personalidad. Eso es lo que llamo inteligencia, saber aprovechar al máximo las virtudes que cada uno tiene y ser conciente de las limitaciones.

PV: Aquella costumbre de comer el puchero los domingos y salir a la cancha, quedó atrás hace rato...
RT: Es que antes, los dos platos de puchero y el litro de vino eran para todos, tus rivales también jugaban en esas condiciones, eso es lo que hay que ver. Hoy todo está tan profesionalizado que el que hace un desarreglo lo paga, lo paga en la cancha, lo paga con el puesto. El que afloja una, dos o tres semanas en el entrenamiento, pierde con el que está al lado, no llega más a recuperar esos escalones. Hoy los cuidados en la vida personal son decisivos.

PV: En base a esta super profesionalización de la que hablás, ¿ Cómo se trabaja en inferiores de un club como Independiente?
RT: En inferiores se trata de de dar los fundamentos técnicos necesarios, realizando los trabajos físicos que corresponden a cada edad, enseñar e ir incorporando los aspectos tácticos, pero por sobre todas las cosas nosotros hacemos muchas charlas con los pibes tratando de hacerles entender cual es la realidad del fútbol profesional. Llegar a primera no es algo automático que viene sólo con el pasar de los años, es sólo un porcentaje muy pequeño el que llega. Como decíamos antes, son muchos los factores que determinan quiénes si y quiénes no. No es lo mismo jugar en cuarta que en primera. El marco es totalmente diferente y ahí es donde juega un rol decisivo la personalidad.
En este sentido, hay una gran diferencia con otras épocas; vos antes tenías un Giusti que jugó diez años en la primera de Independiente, un Bochini que jugó veinte años en la primera de Independiente, entonces vos metes ahí un pibe y el pibe tiene donde apuntalarse porque tiene a su alrededor gente identificada con el club, ese respaldo es una gran ventaja. Eso ahora ya no existe, la gran mayoría de los jugadores no están más de dos o tres años en un club, entonces al pibe se le hace más difícil respaldarse en alguien, por lo tanto, la personalidad de ese chico tiene que ser mucho más fuerte todavía.

PV: Los chicos llegan a los clubes con varios años de baby fútbol encima, ¿Cuáles son las ventajas y desventajas que les da esa experiencia para luego jugar en cancha de once?
RT: En realidad lo que se da en la mayor parte de los casos de los chicos que llegan a los clubes es que el chico juega simultáneamente en los dos lugares; juega al baby en el club del barrio y a la vez entrena y juega en cancha de once. Si un pibe de nueve, diez u once años se destaca mucho en el club de baby, seguramente alguien lo va a acercar a un club de AFA. Así ocurre generalmente. Ya a los trece o catorce años, al chico que nunca jugó en cancha de once le cuesta mucho porque los otros ya le sacaron una gran ventaja. El que viene de cuatro o cinco años de preparación en el fútbol campo hace diferencia; pensemos un momento en las enormes diferencias de las dimensiones de la cancha, de la pelota con que se juega, en el baby la pelota es más chica y casi no pica, en el fútbol campo hay una pelota N° 5 que para los chicos que vienen del baby tiene un conejo dentro, pica para todos lados. El baby sirve mucho para los pibes, pero tiene sus cosas negativas y sus cosas positivas. El club del barrio es el lugar donde el pibe se siente cómodo, es el lugar donde crece, es parte de su formación. Hay cosas que son muy positivas como el desarrollo de la técnica, el manejo de la pelota que en cancha grande lo tenés en menor proporción.

PV: ¿Los espacios reducidos con los que tanto se insiste en infantiles tienen que ver con esos aspectos positivos?
RT: Claro. Ahí es muy importante el aporte que el baby fútbol hace. En la primera etapa de nuestro trabajo en Independiente habíamos hecho un estudio con Magán y el profe Anselmi, cronometramos el tiempo en que los chicos estaban en contacto con la pelota en los partidos de liga en cancha de once. En los 50 minutos que duraba el encuentro, el que más tuvo la pelota fue el enganche que la tuvo un minuto y cinco segundos; un marcador de punta, por ejemplo, la tenía siete segundos, y así eran la mayoría de los tiempos. Entonces la conclusión es que si vos en el trabajo semanal no trabajás todo el tiempo con pelota, nunca vas a poder perfeccionar la técnica. En el baby el contacto del jugador con la pelota es mucho mayor, la diferencia es abismal. Este es uno de los mayores beneficios del baby fútbol para la formación del chico, que tiene durante mucho más tiempo la pelota en sus pies y esto es vital para el mejoramiento de la técnica.
Otro aspecto a considerar es que las dimensiones de la cancha y de los arcos son iguales para un chiquito de ocho años que para un profesional. Lamentablemente esto es así y modificarlo es muy complicado porque está muy instalado en el fútbol local.
En Europa, esto no es así, hay distintas dimensiones del campo de juego y de los arcos, las categorías más chicas juegan a lo ancho de la cancha y los arcos tienen medidas proporcionales, luego hay otras medidas intermedias hasta llegar en las edades de trece o catorce años a las normales. De la otra manera, se pierde el sentido mismo del juego, porque hasta los mismos entrenadores le piden a los delanteros que pateen alto: si el arquero mide 1,20 m y el arco 2,20, ¿Cómo hace el chico para saltar y atajarla ahí arriba?

PV: Si la presión de los padres en los clubes de barrio es complicada para los chicos, me imagino lo que será en la competencia de inferiores de AFA.
RT: En el fútbol actual es tanta la locura... Diferenciar el fútbol de la manera en que la sociedad está viviendo en general es muy difícil, hoy la violencia está instalada, se putean en los autos, en los colectivos, etc, entonces ¿Cómo desligas esa agresividad del chico que va a jugar a la pelota o del padre que lleva el chico ahí? En ese sentido yo tengo experiencias de los dos tipos; hubo casos en que después de hablar con padres complicados, éstos pudieron darse cuenta del daño que le estaban causando a su hijo y modificaron su actitud y hubo otros que pese a ser instados en más de una ocasión, terminaron queriéndole pegar a un técnico o a un rival. O sea, el intento hay que hacerlo. pero hasta ahí llegás, más no podés.
Por eso pienso que el club debe tener normas muy claras y exponerlas de entrada: esto es así y el que saca los pies del plato que elija otro club. Esta es la línea que el club baja y todo se va a manejar de acuerdo a esto. Entonces, con todas las cartas sobre la mesa desde el comienzo tenés toda la autoridad del mundo para reclamar de los padres que respeten ese compromiso asumido. Desde el club deben promoverse charlas de este tipo, la educación debe ser constante hacia chicos y padres.

PV. ¿Qué importancia deberían darle los clubes de barrio a la capacitación de los directores técnicos para el fútbol infantil?
RT: Es importantísimo. Eso debería estar legislado, normado por FADI. Todos aquellos que laburan en el baby fútbol deberían tener el título de director técnico. Yo doy clases en la Escuela de Técnicos y normalmente lo que tenés como alumnos es gente ligada al baby fútbol de los clubes de barrio. La capacitación es fundamental porque en el curso no sólo aprendés táctica o como mejorar la técnica a través del entrenamiento, en el curso se forman docentes, gente que va a enseñar y por eso hay materias como psicología, que son tremendamente importantes cuando uno le está enseñando a chicos de tan corta edad. Para ser entrenador uno debe capacitarse permanentemente y tiene que hacerlo a conciencia, sabiendo la responsabilidad que implica estar al frente de un grupo. Por eso yo pienso que el FADI, u otras ligas infantiles, deberían reglamentar que los técnicos que trabajan con los chicos tienen que ser profesionales recibidos. Cuando yo hice el curso había jugado varios años en primera y era ya un ex jugador, sin embargo, cuando terminé el curso me di cuenta que si me hubiera puesto a trabajar con algunos chicos hubiera cometido muchísimos errores. Hay que ser muy responsable cuando una forma chicos, no es lo mismo jugar que dirigir.

PV: Esa capacitación seguramente aporta mucho también para entender que en el fútbol, y mucho menos en el fútbol infantil, el resultado no es cuestión de vida o muerte.
RT: Ese es otro aspecto de gran importancia. Si vos llegás a un club de barrio tratando de incentivar al chico a que gane todos los partidos estás muerto. Sí sostengo que dentro de la formación del pibe, debe hacerse sentir que entre ganar y perder hay diferencias. Ganar y perder no es lo mismo, pero de ninguna manera el mensaje debe ser el de “ganar si o si”. De esa manera lo único que se logra es sobreexigir a un pibe que no está capacitado para soportar esa presión.
Esto no puede equipararse al fútbol profesional, donde el deportista, ya formado, sabe que vive de los resultados. En el pibe la diferencia debe mostrarse porque entra a la competencia con la intención de ganar y al chico tiene que interesarle ganar, pero para ello tiene que saber que puede ganar, empatar o perder y que si pierde no es el fin del mundo. Dentro de una derrota hay siempre algo positivo que te sirve para mejorar: la derrota es el comienzo de cualquier mejora. También por esto, el respeto por quien conduce el grupo es fundamental.

PV: Más allá del trabajo en el entrenamiento o en la competencia , otro aspecto es la educación del chico para que se integre a un grupo de manera armónica...
RT:La disciplina, dentro y fuera de la cancha, es parte de la educación que vos le das al pibe. El respeto hacia el compañero, hacia el técnico, hacia el padre o hacia el árbitro es fundamental. Es una parte muy importante de la formación que se debe dar, y para esto, una cuestión decisiva es que si el tipo que está afuera no putea al árbitro, no se pelea con el técnico, no lo vuelve loco al pibe presionándolo para que haga las cosas de una determinada manera, el mensaje que llega es de tranquilidad hacia el chico que está jugando. Sino, lo que le llega al chico es que cuando las cosas no te salen como querés, vos te tenés que pelear con el compañero o con el rival. Los roles no deben confundirse nunca entre los padres y el entrenador. Siempre hay momentos en los que uno es el amigo y otros en los que debe imponer respeto. Con los chicos, hay que tener charlas permanentemente, cualquiera sea la edad que tengan. Los conductores de los grupos desempeñan un rol de educadores y esa educación debe dirigirse no sólo hacia el chico sino también hacia los padres. El problema de la presión que los padres le meten a los chicos es muy nociva para ellos, pero esto tiene mucho que ver con la persona que conduce. En el baby fútbol esto es un poco más difícil porque generalmente la gente que conduce los grupos de chicos tiene con los padres una relación mucho más cercana, se comparte el mate en la tribuna, o la gaseosa después del partido, hay un trato muy familiar y muchas veces de amistad; esto a veces, es una gran dificultad.

PV: Lo que pasa en los clubes de barrio es que los “directores técnicos” son los que se animan a serlo. Dedican tiempo y muchas veces dinero con la mejor voluntad, pero no siempre son los indicados para entrenar chicos.
RT:
Todo tiene sus pro y sus contras. Teniendo a gente capacitada al frente de los grupos, vos te asegurás que la formación que el chico recibe es la adecuada. El técnico recibido estudió técnicas de entrenamiento, prepa-ración física, psicología, pedagogía y didáctica, recibe un formación integral que lo prepara para enseñar. Eso es fundamental para luego conducir grupos de chicos, sabés a qué edades se les puede enseñar determinadas cosas, qué cosas podés hacer y qué no.
La contra, es que muchos clubes no pueden pagar un director técnico capacitado, entonces se termina poniendo al padre de un chico que se arrima al club porque juega el hijo, y encima algunos de esos padres jamás jugaron al fútbol. Ese pare podrá tener la mejor voluntad, pero la responsabilidad es del club. Hay gente que va buscando logros personales y llevan categorías enteras de club en club y la dirigen. Después, a fin de año se pelean con los dirigentes y se llevan a todos los chicos a otro club. Entonces, ¿De qué le sirve eso al club? Absolutamente de nada.
Cuando yo volví de Chile después de casi diez años de jugar allá, traje a mi hijo a jugar a Villa Argentina, jamás se me cruzó por la cabeza llevarlo a otro lado porque este es mi club. Al año siguiente, el entrenador se fue a otro lado y se llevó a todo el equipo, quedaron mi hijo y otro más. Eso no puede pasar en un club de barrio. Es necesario afirmarse en la idea de crear identidad, que los entrenadores sean del club y formen chicos que crezcan identificándose con el club. ¿De que te sirve traer a un tipo que cuando algo no le gusta o discute con algún directivo se lleva todo a otro club y te vacía una categoría? Eso no sirve de nada, causa un daño muy grave. A los chicos hay que inculcarles el amor por el club, no sólo por el equipo que integran sino por el club. Ese es el camino que hay que proponerse, porque esos son los pibes que el día de mañana van a bancar al club, van a seguir el proyecto del club. Villa Argentina debe tratar de que los chicos se identifiquen con el club porque dentro de veinte años esos chicos van a estar al frente del club continuando con la tarea que hoy están haciendo ustedes.

PV. Evidentemente, el rol que cumple un Club de barrio es mucho más trascendente que su participación en las competencias deportivas.
RT: Por supuesto, el trabajo de clubes como el nuestro es más complejo, o debería serlo. Deberían intentarse cubrirse incluso algunas falencias que el chico padezca en su habitat, falencias alimentarias, sanitarias, de vestimenta y calzado. Claro que no es nada fácil, pero no es imposible. Muchos chicos tienen en las horas que pasan en el club el mejor momento del día. En el club pueden aislarse de situaciones que lo acompañan a lo largo del día; carencias materiales y afectivas, situaciones de violencia o alta agresividad en el seno familiar, etc. Entonces ¿Cómo puede ocurrir que haya entrenadores que maltratan a ese pibe creyendo que lo pueden hacer jugar mejor de esa manera? ¿Cómo es posible eso, cómo no se tiene en cuenta la realidad en la que vive ese chiquito a la hora de tratarlo? Por eso es necesario tener una formación que permita aplicar los conocimientos a esas situaciones, para no agregar a la vida de esos chicos mayores cargas de angustia de las que ya traen.

PV: ¿Cómo lograr el equilibrio entre la participación en la competencia y el rol social de los clubes?
RT: Eso es lo más difícil. En los clubes de barrio, como ya lo dijimos antes, lo más importante no deben ser los resultados deportivos, el enfoque debe ser otro, lo primordial es que los pibes se identifiquen con la institución, que la sientan como propia, sacarlos de la calle y darles un lugar de contención.
Formar una mentalidad que intente ganar está bien, pero los resultados no deben condicionar otros aspectos de mayor importancia. El mensaje del club debe ser claro y ese mensaje debe dársele primero a los padres que creen que hay que ganar o ganar. El pibe lo que quiere es jugar a la pelota y a los pibes hay que hacerlos jugar. Los que se preocupan por si el club está en la A, en la B o en la E son los padres, no los chicos. Los chicos sólo asumen esa preocupación porque les llega de los mayores. Yo pienso que un chico que viene y entrena toda la semana, el sábado tiene que jugar. ¿Cómo incentivás a un pibe para que mejore algún aspecto si después le hacés sentir que no lo tenés en cuenta? Vos lo tenés toda la semana entrenando y el sábado lo ponés dos minutos. El daño que puede hacerse es muy grande.
Estamos hablando acá de clubes de barrio, en los que el factor social debe prevalecer. Cuando hablamos de Boca, River o Independiente, estamos hablando de otra cosa, porque el objetivo en esos clubes es formar futuros profesionales, eso es lo que prevalece. Allí los entrenadores trabajan con la premisa de que esos pibes sean en el futuro jugadores de primera división. La cantidad de chicos que llegan es muy grande y los clubes optan por los mejores, vos estás preparando pibes para la alta competencia, y los factores en juego son totalmente diferentes, no pueden equipararse con los clubes de barrio, en los que el aspecto social es lo primordial, es su razón de ser.
Los chicos no juegan al fútbol pensando en vivir de eso, eso en todo caso, empiezan a vislumbrarlo cuando ya están en una etapa más avanzada de su formación y en un nivel de competencia de alta exigencia. Los que a edades tempranas piensan en el fútbol como salida económica son los padres, y ese es el origen de las exigencias desmedidas.
Por eso es tan importante que el club ponga al frente de los grupos gente conciente, que lleve adelante esas políticas. Yo he visto técnicos en el baby fútbol que han puesto pibes faltando tres minutos y al minuto lo sacaban, eso es terrible, es para decirle al chico ¿Viste que entraste? El daño psicológico que le hacen a ese chico es muchas veces irreparable.
Para todo esto es importante el curso de técnico, brinda una formación básica sobre la que después uno debe seguir desarrollándose. Uno vive cometiendo errores, pero el problema es que a veces, creyendo hacer bien las cosas, se pueden cometer horrores, por desconocimiento o falta de capacitación. Esos horrores van a dañar a un chico en formación y eso es algo demasiado valioso. Por lo tanto, hay que prepararse responsablemente, hay que capacitarse permanentemente. los aspectos psicológicos, de entrenamiento físico, son muy importantes y no pueden dejarse de lado. Cuando uno está frente a un grupo de chicos está haciendo docencia. Estás formando pibes, nada menos, y eso es lo que hace que todo sea diferente.

Nota realizada por Carlos Romano y Pablo Isi para Prensa Verde (Noviembre 2008)

2 comentarios:

  1. Daniel GIANNICO28 mayo, 2009 21:23

    Para quien está en el fútbol desde hace tantos años, la satisfacción más grande es saber que no se está solo; que en cada institución, por más humilde que sea, siempre habrá alguien que sienta el mismo amor por éste gran deporte. Y cuando digo este gran deporte, hablo de los pibes que estas instituciones, lo que en nuestra época, era "la facultad de la calle" y hoy, lamentablemente, se convirtió en una selva.

    Creo que esta página la escribe el negrito Pablo, si es así, te digo que es un orgullo conocerte y ver lo que estas haciendo por una institución, humilde, pero grandiosa, como lo es Villa Argentina. Ojalá todos entiendan cuan importante es la gente que trabaja para mejorar la calidad de vida (con la ayuda de los padres, por supuesto), de nuestros niños jugadores. Ojalá que esto nunca se termine, a pesar que siempre va a ver gente que no entienda el mensaje, o que lo entienda a su manera. Que vivan los pibes, las familias, el fútbol, las instituciones y que viva el verde y el cele !!!!

    DANIEL GIANNICO (DT FUTSAL C.A.TEMPERLEY)

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  2. FELICITACIONES POR ESTE BLOG,ME ALEGRA LEER QUE HAY GENTE QUE TODAVIA PIENSA EN LOS CHICOS,UN ABRAZO.

    JUN CARLOS CASTRO COORDINADOR DE FUTSAL DEL ARSENAL F.C.

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