Enrique Santo Discépolo nació el 23 de Marzo de 1901.
Tuvo una dura infancia por la muerte de su padre primero (en 1906) y de su madre poco después (en 1910). Luego de una severa educación en casa de unos tíos, vive con su hermano al contraer éste matrimonio, ante quien sincera su falta de compromiso con la educación tradicional y su fuerte vocación por la actuación.
Los segundos de video que traemos para compartir con ustedes son parte de una de las más impresionantes interpretaciones de este gran artista argentino. Su monólogo en la película "EL HINCHA" está entre los momentos más recordados del cine nacional.
Discépolo fue autor maravilloso de numerosos tangos consagrados por el público como "Chorra", "Esta noche me emborracho", "Yira, yira", "Malevaje", "Cafetín de Buenos Aires" y "Cambalache".
La vida de Discepolín fue en sí misma, una verdadera aventura cinematográfica.
Murió el 23 de diciembre de 1953.
Podés leer una muy completa biografía, haciendo click aquí.
Su gran amigo Homero Manzi, compuso para el un tango, cuya letra transcribimos:
DISCEPOLÍN
Sobre el mármol helado, migas de medialunas,
y una mujer absurda que come en un rincón;
tu musa está sangrando y ella se desayuna.
el alba no perdona, no tiene corazón.
Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca
y del alma manchada con sangre de carmín?
Mejor es que salgamos antes de que amanezca,
Antes de que lloremos, ¡viejo Discepolín!
Sobre el mármol helado, migas de medialunas,
y una mujer absurda que come en un rincón;
tu musa está sangrando y ella se desayuna.
el alba no perdona, no tiene corazón.
Al fin, ¿quién es culpable de la vida grotesca
y del alma manchada con sangre de carmín?
Mejor es que salgamos antes de que amanezca,
Antes de que lloremos, ¡viejo Discepolín!
Conozco de tu amargo sufrimiento,
y comprendo lo que cuesta ser feliz
Y al son de cada tango te presiento
con tu talento enorme y tu nariz...
Con tu lágrima amarga y escondida,
con tu careta pálida de clown
y con esa sonrisa entristecida
que floreces en verso y en canción.
y comprendo lo que cuesta ser feliz
Y al son de cada tango te presiento
con tu talento enorme y tu nariz...
Con tu lágrima amarga y escondida,
con tu careta pálida de clown
y con esa sonrisa entristecida
que floreces en verso y en canción.
La gente se te arrima con su montón de penas,
y tú las acaricias casi con un temblor.
Te duele como propia la cicatriz ajena,
aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor...
La pista se ha poblado al ruido de la orquesta,
se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín
¿No ves que están bailando...? ¿No ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele, ¡viejo Discepolín!
Homero Manzi
y tú las acaricias casi con un temblor.
Te duele como propia la cicatriz ajena,
aquél no tuvo suerte y ésta no tuvo amor...
La pista se ha poblado al ruido de la orquesta,
se abrazan bajo el foco muñecos de aserrín
¿No ves que están bailando...? ¿No ves que están de fiesta?
Vamos, que todo duele, ¡viejo Discepolín!
Homero Manzi
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